Supuestamente desde los años 70 están naciendo niños con el aura azul o índigo. Cada vez son más y esta característica va ligada a otras de orígen psicológico, como la creatividad y la imaginación, la hiperactividad, el liberalismo y la personalidad revolucionaria. Se supone que estos niños tienen poder para cambiar el mundo y cada vez está más extendida la práctica de adjudicarle a los niños éste seudónimo siendo respaldados por un experto en esoterismo o metafísica. Ni los psicólogos ni otros médicos aceptan ésto pues no hay pruebas de nada y además se puede ligar las coincidencias en el carácter de los niños al efecto Forer causada por una 'pataleta' de los padres por no aceptar que su hijo sea defectuoso (por ejemplo si es hiperactivo o muy soñador) y adjudicarle en cambio un poder especial. Por cierto, también se les adjudica con frecuencia poderes sobrenaturales. No se asusten si sus hijos mueven las cajas de cereales con la mente, hablan con el perro, con un amigo imaginario, con la vírgen, o si seca las plantas del balcón cuando se enfada. Y por supuesto no se preocupen si está a punto de saltar por ese mismo balcón, pues su hijo sabe volar.
El efecto Forer es aquél por el que se le dice a un individuo cuáles son sus carácterísticas de forma muy vaga e indicando características muy generales que pueden coincidir casi con cualquiera, para que entonces el sujeto crea esta definición y se termine de diseñar conforme a lo que se espera de él (eso es ser fiel a uno mismo) según este diagnóstico de la personalidad.
Este efecto es el que se utiliza en los signos del zodiaco, como muchos sabemos.
Este mismo efecto es el que se utiliza cuando (por ejemplo) un hombre le repite a su novia que no es guapa, o que hace tal cosa mal o cualquier cosa que le humille para mantenerla bien atada. Porque el efecto Forer puede contener intereses comerciales (metafísicos que cobran por sus trabajos, como no) o como el que he citado.
El tema de los niños índigo es uno de los pilares del new age. Responde a la llamada de un futuro distinto, del deseo casi bélico de una generación todopoderosa llamada a filas, una descendencia seleccionada que alivie todas nuestras frustraciones.
Aquí un esquema del Chakra, el aura y la energía de los niños índigo.
En todo caso decirle a un niño que él es especial es aislarlo en una burbuja, es crear el síndrome del príncipe heredero y no permite corregir malas conductas al mismo tiempo que produce niños frustrados por no poder cumplir con las expectativas.
Yo creo que esto es colmar el vaso, y creo que una cosa es que no lo sepamos todo (no sabemos si existe Dios o no) y otra muy distinta es saber algo que por más que se estudia no encontramos más que personajes que afirman tener una sensibilidad especial. Otra vez entramos en el círculo del mesías, el profeta, el führer, el monarca absolutista.
Que podemos pasar por tener fe para ser felices, incluso podemos quedarnos en la duda de si existe Dios o no, pero por favor, no desvirtuemos la dignidad humana con cuentos de extraterretres que nos comunican que poseemos una generación especial sólo porque somos soñadores y no atendemos en la escuela. Si queremos una generación poderosa y que remate el bien que hayamos hecho (si lo hemos hecho) impartamos una educación eficiente en todos lo ambientes en que nuestros hijos se muevan.
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