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sábado, 29 de enero de 2011

Mi casa es el hipogeo de Kefrén.
Hoy juegan en ella, excepcionalmente,
míos duendes de luz blanca.

Hacía años que no veía un sol blanco.
Precisamente hoy tú no estás.
Nadie.

Sigo esperando tu llamada de todos los años.
Y el teléfono sigue durmiendo.
Es cierto.

Para eso estoy en Salamanca.
No quería que conocieses este número.

miércoles, 19 de enero de 2011



¿Qué es ese cuentagotas, pitido nauseabundo y lánguido, guía de ciegos, ahora, mientras piso el asfalto? ¿Por qué me duele la sangre? ¿Qué? ¿Qué me falta? Me falta algo, en la mano, o en la espalda. Y no sé qué es. Pero me duele que ya no se clave contra mí, y no cargar con su peso. Ahora me doy cuenta. Es el semáforo el que me habla, y lo que me dice es que me han robado.

Fuíste tú, gitanilla, ¿Verdad? Lo veo en el brillo de tus ojos, a negocio cerrado. Y me lo sugiere la sonrisa, la sonrisa de La Burla, que es una en general y que no viene a hacerse a nada, sino que es sólo un viento, vespertino y sinuoso, que sujeta a las nubes que a su vez sujetan la luna que a su vez sujeta mi alma, pendiendo de su catalejo, siempre vigilada, por lo que pueda pasar.

Pero hoy, hoy no. Hoy estoy sola entre corrientes y amalgamas de muchedumbre fresca, forjada de algodón prensado y esparto -o al menos así son sus expresiones curiosas, abotonadas miradas, para con todo lo que yo pueda ser o no.

Y lo siento, siento la navaja aquí, entre mis dientes, mis omoplatos, desglosándome en un hurto, que se lleva mucho más que un robo, que se lleva mi nombre, mi pasado, mis garantías y credibilidad.

Y eso no es lo peor, gitanilla, aunque tú no lo sepas.

Que te llevas muy poco, por si te supo a mucho. No me has dejado sin nada, desnuda y bajo una lluvia cartilaginosa.

Sólo te has llevado lo que más quería, aunque fuera poco y no valiese mucho. Y con el resto de mis pertenencias y lujos...con eso tengo que lidiar yo, sin más arma que mi sangre helada en la acera, que no deja de tirar de mis botas para que no pueda pasear, ni siquiera luchar.

Yo te compro romero. Lo necesito. Pero devuélveme por lo menos la voz preocupada de la luna, o la de esas míticas madres de la savana, que no conozco, pero que sé que lamen lágrimas, porque lo dicen las leyendas impenetrables de mis días de maillot y chándal, de cajas pequeñas de zumo con bocadillos de lechuga.

¡Claro que nunca antes habían querido robarme! O eso creía yo, y por eso dejé todos mis juguetes en cualquier lugar que no conozco, que sigo sin definir, y me concentro en todo esto que no lleva a ninguna parte. Las muchedumbres, la embestida del semáforo, el dialecto de la ciudad que me acoge, los halagos y obscenidades rebotando contra mis piernas pobremente cubiertas.

No estoy. Me refugio los inciensos amarillos de mi compañera, ausente, de vejaciones urbanas.

Descubro que también han entrado desconocidos en mi casa, sin mi permiso ni mi llave.

Pero esta vez para dejarme flores.

domingo, 2 de enero de 2011

Mª Elena WALSH. Otro mito, dicen.



Balada del tiempo perdido


"Yo dormía pero mi corazón velaba..."
Cantares

Como a sus vanas hojas
el tiempo me perdía.
Clavada a la madera de otro sueño
volaban sobre mí noches y días.

Poblándome de una
nostalgia distraída,
la tierra, el mar, me entraban en los ojos
y por ociosas lágrimas salían.

Cuántos papeles ciegos
en la tarde vacía.
Qué multitud de imágenes miradas
como a través de una mortal llovizna.

Entorpecidas sombras
en vez de manos mías,
de tanto enajenarse en los espejos,
todo lo que tocaba se moría.

Memorias y esperanzas
callaban su agonía:
un porfiado presente demoraba
siempre las mismas ramas amarillas.

Qué tiempo sin sentido
el que mi amor perdía.
Qué lamentable primavera inútil
haciendo en vano flores que se olvidan.

Pero mi corazón
velaba y no sabía.
Recuperada su pasión secreta
ahora enamorado resucita.

Y el tiempo que hoy me guarda
entre sus hojas vivas
es un tiempo feliz desde hace tantos
sueños que nacerán en la vigilia.


***


Canción
Alma sin el amor, ave dejada
en los terrenos de la maravilla:
cuando no haya más hojas
y se acaben los días
yo seguiré buscando
tu luz recién nacida
-alma sobre rebaños levantada-
para hacer las mañanas de mi vida.

El enlutado mundo que habitaba
ahora es el cielo que la frente pisa.
(Si se apagaran todas
las uvas de la viña
o se muriera el pan
en las espigas,
este incendio frutal de mi esperanza
en otra tierra se levantaría.)

Tu mano era mi mano desde siempre,
tu voz mi voz, y yo no lo sabía.
Anduve con tu sombra
al lado de la mía
por mortales caminos
y celestes orillas.
Eras un sueño en busca de mi frente
para nacer, y yo no lo sabía.

Ya mis ojos usaron la belleza
y fueron en sedienta cacería
-con su lastimadura
de límites y aristas-
al pámpano desnudo
y a la rosa vestida,
buscándote desde los miradores
con el Amor-Que-Todo-Lo-Imagina.

Cuando tú fuiste la increíble imagen
yo era la sed y el vaso y la bebida.
Las puertas y los frascos,
cubiertos de ceniza,
guardaban el perfume
de la melancolía,
mientras los palomares te esperaban
con el Amor-Que-Nada-Te-Imagina.

Aunque la providencia me negara
el alimento para la alegría,
aunque me entristecieras
la intemperie divina
con pájaros callados
y sombras pensativas,
aunque olvidaras, aunque no existieras,
mi corazón igual te cantaría.


***


Entonces
Cuando yo no te amaba todavía
-oh verdad del amor, quien lo creyera-
para mi sed no había
ninguna preferencia verdadera.

Ya no recuerdo el tiempo de la espera
con esa niebla en la memoria mía:
¿El mundo cómo era
cuando yo no te amaba todavía?

Total belleza que el amor inventa
ahora que es tan pura
su navidad, para que yo la sienta.

Y sé que no era cierta la dulzura,
que nunca amanecía
cuando yo no te amaba todavía.


***


Esencia

Nunca nombrarla, nunca.
Ni callarla siquiera.
Solamente crecer de sus raíces
con asombrado llanto.
Ser y morir tan solo
para justificarla
como naturaleza
y sumisa costumbre.

Madurará con pausa
y exactitud de necesaria estrella
y solo incertidumbres
me probarán su órbita,
su doloroso amor, su cumplimiento.
Será un desgarramiento
elemental, constante.
Desesperada espera
-lo sé- desesperada.

Y sin embargo, nada
persistirá más cierto
que su sabiduría,
que sus sencillas fiestas.
Como el rosal seguro de la rosa.

Y yo seré la sombra
de su florecimiento,
yo viviré acatando
su voz y su silencio,
en indefensa tierra,
irrenunciablemente.


***


Balada de la alondra persuasiva

En otra madrugada,
por vientos de ceniza,
obedecí al latido de la alondra.
El cielo no era cielo todavía.

La zona del hornero,
el tiempo de la encina
se inquietaban en lento aprendizaje
y el cielo no era cielo todavía.

Hubo un encantamiento
de flor y hierba fina,
un cauteloso antaño de rocío,
y el cielo no era cielo todavía.

Septiembre constelado
de dos campanas frías
rodaba por lugares de silencio
y el cielo no era cielo todavía.

En clima de obediencia
mi pulso recorría
todo un advenimiento de corolas
y el cielo no era cielo todavía.

No regresó conmigo
la alondra persuasiva
porque me desterró de su latido
cuando el cielo fue luz de mediodía.


***


Paisaje de elegía

No escuches mi dolor, tú que me heriste.
No te reclama ya ningún acento.
Sólo en mi corazón la sangre es triste.
( ¡Oh lentas calles del otoño lento! )

No te requiero un sólo mandamiento.
-Tú que me niegas, tú que no me diste-.
No sientas esta muerte que yo siento.
( ¡Oh tristes voces del otoño triste!)

Que sólo a mis entrañas se refiera
este clamor, este importante frío.
Quiero que no te alcance este lamento.

Pero si alguna vez te desespera
un gran silencio, es el silencio mío.
(¡Oh lentas sombras del otoño lento! )

lunes, 13 de diciembre de 2010

*Sintiendo la histeria, pero no lamentando el histerismo (que sí, que sí, que tengo que hablar con propiedad y ser congruente...¡Lo que tú digas!)

Sí, terminaré creyendo a aquél que se atreve a decirme en qué forma soy (porque, ciertamente, estos místicos del conocimiento general, por los que no me permitía el uso de la consideración, afirman mi ser frente a mi estado, en un intento de ser optimistas.

A los médicos y psicólogos, esos magos de las disciplinas exactas y su acción sobre materias inciertas. A los periodistas y escritores farandulísticos, y a sus abuelas, esos pechos que han curtido a la castiza España. A los profesores de escuelas privadas, de primaria y secundaria, excluyendo, en un alegato de benevolencia no carente de esperanza, al bachillerato. A los jueces, abogados y demás pájaros del poder jurídico. Al gobierno en sus manifestaciones administrativas, pues las legislativas son todo un maquillaje carnavalesco para zarandear el trasero en signo de provocación ante la hipotérmica (en cada una de las lecturas de este adjetivo) Europa. A los amigos paternalistas. Al sistema democrático. A Pío Baroja, Schopenhauer, Nietzsche y demás misóginos. A los andaluces birreros/barrieros de piel retostada y gesto ceñudo de tanto trabajar el campo, que cuando van a la ciudad a no-relacionarse y a criticar todo lo que luego les vendría tan bien tener en sus vidas, también nos coronan con su acepción de sodomía. A los fríos y categorizadores meseteños, marionetas de las grasas saturadas de las chacinas de serranía, y tal vez por eso menos ágiles en la asimilación de la tolerancia, a pesar de su presumible septentrionalismo y occidentalidad. Señores, permítanme la acotación: todo tiene un norte y un oeste, también las regiones tercermundistas subsaharianas, sudamericanas, infraorientales y pordebajoceánicas. Y, finalmente, terminaré oyendo voces vaticanas y pías, que son los que más saben de esto.

Porque, no es que una no lo intente. Una desnaturalización llena de ansias, dispuesta a todo: al individualismo, a la resignación, a la adecuación al personaje, a la ruptura de sus moldes. Si analizamos la forma en que me he conducido en los últimos dos años obtendremos una extraña trazada compuesta por huellas a dos metros la una de la otra, en un sentido perpendicular, fruto de mil danzas al despecho de no sé quién, coreografía consistente en saltos de un pie derecho a uno izquierdo, y hasta, durante una trama en la que creí escuchar redobles y tamborileos, de una simultanedidad desencadenada de forma factible gracias a lo flexibles que tengo las ingles, y a que me imaginaba llevar un pony (para mantener un equilibrio forzado y placébico) susceptible de sostenerme. La imagen humorística es esa, no habrá otra en lo que queda de post, la de una persona que anda con las piernas abiertas hasta la parodia, con un zapato en cada acera. Y si eso no te hace reír, escandalizar o relamerte con mi sufrimiento, entonces, sólo puede despertarte la compasión, probablemente porque también hayas perdido el tiempo en dichosas maniobras tales.

A dónde nos lleva esto es muy sencillo, o debería serlo.

La entrada, a ningún sitio concreto, eso lo sé porque me he criado en la vieja península de piel de toro, y si no hicieron nada autorías mayores en temas de relevancias vitales y genéricas para el pueblo español, preguntarme si una destructiva verborrea es capaz de impulsar algún movimiento es pura retórica.

Pero, con respecto a mí, sé que la escritura es el Jesucristo de muchos puentes y estancos de agua, de muchas cuchillas, hornos despilfarrando calor eléctrico, bombonas de gas, coches en plena tracción por el asfalto, y plazas que quieran o no darle la acogida a un pobre cuerpo triturado por caídas a título de rascacielos simpáticos con ganas de darme el empujoncito que me faltaba. Sí, como los padres americanos con sus hijos montando por primera vez en bicicleta, ¿y qué? Yo no he tenido la culpa de no tener figura paterna, y si quiero puedo permitirme esta analogía sarcástica.

Y en la plena ebullición de una revancha que directamente me preocupo de vomitar como trasto informativo encima de mis opresores comunistas (y ahora quiero que todos los rojos desoigan esta carga semántica connotativa: comunistas porque se refugian en la comunidad, en lo común, en la primera comunión y en los medios "comunicativos" que nos han enseñado a ser putones verbeneros a lo **Mujeres, hombres y viceversa), no están los sentimientos de culpa por dejarme callarme.

Que, realmente, no me queda más que creer todo lo que me han contado, los motivos por los que dije estar enamorada de Santi, mi compañero de clase, justo en la etapa intermedia entre Calamito y El mundo de Sofía/El guardián entre el centeno.


Calamito feliz, antes de saber que las cosas nunca acaban con perdices, no sólo por su precio y mala calidad de criadero masificado.


Ahora, la razón no se la va a llevar nadie gratuitamente. En España y el resto del mundo, que yo sepa, las cosas se pagan, aunque de un tiempo para acá básicamente éstas se prostituyen a cambio de otras.

La cosa es: Aunque muy criticada, nuestra grandiosa gama de pitonisas y reinonas, así como vírgenes (si lo son o no a nadie le importa), santurronas y demás parias de los racionalistas, empiristas, positivistas y todos los istas que conforman la curiosa red de científicos aficionados a repetirse cada noche (o hacérselo repetir a su mujer, las circunstancias en que esto se haga se sirven a la imaginación de cada uno) lo poco reemplazables que son, y lo bien que han sabido montarse la pantomima para descuartizar el mundo a su esquizofrénico modo de ver (por eso se dice que los puzzles son buenos en la infancia, porque acostumbran al pobre infante a la vampírica perspectiva del científico, y si sale mal la cosa, lo peor que puede ocurrir es que el crío acabe en algún programa como **Gran Hermano para tener los mismos derechos de opinión que de haber sacado con honores su bachillerato de ciencias), si son (volviendo a las brujas de pelo en pecho, perdón por el largo inciso) alquimistas de la patria es porque nos han demostrado cuán eficaz es el efecto Forer. Nos ahorramos testeos, lo tenemos todo resumido en cualquier página de horóscopos de una revista de cotilleo femenina.

Si no se va a decir nada contundente que me evite la inminente declaración, entonces, procedo a acusar y así esto termina de parecerse a una partida de Cluedo de las que describen los mejores tiempos, esos en los que la consola era para viciados y viciosos, en los noventa.

Que no niego la pertinencia de ciertas particularidades de nuestro colectivo. Que no. Pero porque, si no se han dado cuenta antes, es la masa dominante la que impone la forma, y, si no, que le pregunten a Hitler por qué acabó recitando, no precisamente poesía. Bueno, aceptamos "mitín fascista" como poesía (ultranacionalista) aria.

Que las bolleras comemos tortilla, y de segundo, marisco. Que los gays no comen para mantener la línea y poder enfundarse en tangas de leopardo y sujetadores que brillan en la oscuridad. Y que cuando salimos del armario no queremos más que hablar de lo mismo, que hacer siempre lo mismo (que por supuesto es follar con el primero que nos deje), escuchar siempre lo mismo (Madonna, Locomía, O-zone, Country-Cutre, Lady Gaga, Gloria Gay[nor], Elthon John y Freddy Mercury), vestir como camioneros, o como la princesa Letizia en el caso de los chicos, y, claro, no salir del club de moda de la ciudad, con cuarto oscuro y todo.

Y me parece muy bien que cada uno haga de su capa un sayo, o de su culo un dado (léase como mejor se quiera, pero tiene traducción fija), pero ni todos vamos de/a lo mismo, ni se nos ha pasado jamás por la cabeza tener que hacerlo.

Claro, cuál es el problema y detonante de esta tía a las doce casi de la noche como para que se ponga a escribir tales burradas en su abandonado blog de semicachondeo, para que lo lea sabe dios qué o quién. Hasta que te empiezan a hacer sentir un texto en sánscrito, y un coito tántrico con patas y la autonomía que quisera Cataluña, todo va bien.

Entonces se le añaden ajos al panorama de asolación total (es obvio que somos una minoría, y una minoría de la minoría los que se atreven a salir del armario), y te quedan pocas opciones más que irte al bar de moda con cuarto oscuro y todo, subirte a un chat para Solteros del Arcoiris que Sí quieren una Relación Seria para tomarle la palabra a ZP, o bien, y como ya me habían predicho a mí, volverse un pervertido dispuesto a aprovecharse de cualquier alma inocente que vague por el mundo sin saber todavía, porque hay gente que no lo sabe, qué es el tribadismo.



Que nos contentemos con leyes, pancartas, promesas, películas, exposiciones eventuales en tu biblioteca más cercana, crónicas de concienciación en telediarios sobre la violencia contra homosexuales...

Pues que se aguanten con su atributo masculino rebosando soledad los puteros, los eclesiásticos, los feos y los farsantes (los que gastan insecticolonia y coches tan espaciosos como sus pobres y vacíos calzoncillos). Pero, sobretodo, que no se inmuten cuando sus familiares, amigos y conocidos les recuerden que son ejemplares torcidos, cuya torcedura debe escayolarse, o, si te gusta más el rollo de la caracterización e interpretación profesional, así como los Muppets de Jim Hemson, maniatarse bajo una fundita de gomaespuma que hará que apenas se note "lo tuyo". ¿El qué? "Que no eres como los demás".

Sí, claro, si quieres me monto un gremio, y entonces ya nos tacharán de proxenetas.


*Preciso que Histeria tiene una connotación de enfermedad, según ciertos escritos de Freud promocionable como tendencia al orgasmo en la mujer (es tradición entre los hombres que cuando no se sienten el ombligo del mundo se ponen a inventar palabras y religiones).
**Me he permitido el asterisco delante del título de esos fangosos programas porque no creo que se puedan introducir en un texto con las mismas condiciones y derechos de gramaticalidad que el resto de lexías; no, no puede ser.

lunes, 6 de diciembre de 2010

OST [-ias sagradas] del día.



Munich - Corinne Bailey Rae




Venus as a boy - Björk



Loving you - Minnie Riperton




Cigarettes - Russian Red



Baby, can I hold you? (Sorry) - Tracy Chapman



Why try to change me now? - Fiona Apple




Perfect - Doria Roberts

Tardes de anarquía, por fín, en la praxis.

Bailar una fusión de Ballet clásico con Rock y pasos tribales africanos. Dar vueltas y agitar la cabeza hasta que te sientas liberada y poseída por una narcosis abséntica desfacultadora. Saltar hasta desmembrarle el techo de escayola al vecino de abajo, y las figuritas de porcelana decorativas que reposaban sobre el mueble que está justo pegando con la pared que separa al de al lado.

Acabar tirada y revolcándote en el suelo, sintiéndote en comunión con él, como si realmente fuese ese el ecosistema al que perteneces: el de la horizontalidad de lo más rastrero.

Cantar, si te queda aliento, a voz en grito, como Carmen para Bizet, como Mercury en Bohemian Rhapsody, como Aretha Franklin dirigiendo una saturnal del gospel.

Ponerte a escuchar canciones nuevas cuyo origen desconoces, y que de seguro son una horterada privativa, no audible con dignidad si hay alguien en tu casa, como flamenco, copla, rock indie de andar por casa, canciones de los 40 principales de la década de los 90, del Dúo Dinámico, etc, etc.

Hacer fotos de lo más Kitsch, basándote en objetos que no deberían conjugarse entre ellos, o que no merecen, ni merecerán jamás, la atención de una persona en sus cabales.






Comer a deshoras, en cualquier sitio, en el suelo tras o previamente al revolcón, en la cama, en la ducha (si es fruta o algo poco incómodo), con cubiertos o sin ellos, lo que te apetezca, pasta con complementos grasosos, o café con una ensalada, o lo primero que extraigas del mueble, haciendo una mezcla de inmundicias incomestibles, pero luego comértelas orgullosa de tu indiferencia para con tu mal hacer en la cocina (Y por cierto sentarte en la encimera de la cocina mientras preparas ese algo).





Leer La Voluntad de Azorín como si fuese tu guión en tu peregrina agrupación de teatro, creérte el cambio de sexo, tu pluralización dada los cambios de personaje, las ideas fascistas, las anárquicas, las perversas, las fracasadas...hacer que parezca normal usar un vocabulario tan solemne y atildado, lleno de florituras y sonoridades envidiables.

Correr arriba y abajo por el largo pasillo de tu interminable casa salmantina, y al llegar al salón, pegar un brinco en el sofá para cobrar el impulso para ejecutar el giro que te hará volver a dar el mismo paseo.

Y todo, sin ropa. ¿Por qué será que se tiene menos frío desnuda que con ropa semiabrigada?

Dejar los platos sucios en el fregadero sabiendo que no tienes que lavarlos hasta que se te antoje mojarte las manos con agua caliente durante un buen rato, mientras vas diciendo rimas que te inventas sobre la marcha, sobre cualquier estúpido tema, como:

Quiero escribir una elegía a las ollas,
por retarme cada día, a la misma hora.
Las lacras negruzcas de su vejez/piel quemada,
calmando profusas y turgentes llamaradas.
Ahumando fieramente mis buenas intenciones,
silbando su agonía, a saber, tal vez canciones.
Hacemos tocamientos en secreto en la cocina,
los lunes y martes nos reunimos por rutina.
Poco a poco me van enseñando cuál es su placer,
pobrecillas, desconocen que es por mí su haber.

pero, con tanto ahínco que terminas por ponerle música, la vuelves canción, la cambias de idioma y entonces terminas hablando de algo completamente diferente.

Hablar con tus amigos de todo lo más inapropiado y obsceno del mundo, maltirada en el sofá, haciéndote dueña de TODOS los sonidos de la casa, porque vomitas risotadas y utilizas términos filosóficos que no vienen al caso, apoyándose en otros de valor puramente preciosista, ya se sabe, terminar diciendo cosas como:

¡No egiptices mis noúmenos o será la última vez que me permita hablarte de mis refulgentes idiosincrasias!

Decir palabras amalgamadas sin sentido concreto, sólo con uno connotativo dado por la extraña entonación que te dedicas a tí misma (sí, creando una especie de lengua tonal nueva), o bien dedicarte a maldecir el mundo y y cualquier tontería que te pase con palabrotas tan llenas de contenido como:


¡¡¡Me cago en la mierda puta que parió la virgen madre y en su puñetero/jodido coño!!! (Sí, es verdad que no significa apenas algo y no denota mucha inteligencia, por eso me gusta).

sábado, 4 de diciembre de 2010

Voces

Del amor claro.
De la duda y las esperanzas.
De la Rabia y las Ausencias.

_________________________________________________

Anna Ajmatova - Fragmento:

Me pareció que las llamas de tus ojos
Volarían conmigo hasta el alba.
No pude entender el color,
De tus ojos extraños.
Todo alrededor palpitaba
Nunca supe si eras mi enemigo, o mi amigo,
Y si ahora era invierno o verano.
21 de junio de 1959 Moscú.

Anna Ajmatova - Estamos tan intoxicados uno del otro...
(Traduce Jorge Bustamante García)


Estamos tan intoxicados uno del otro
Que de improviso podríamos naufragar,
Este paraíso incomparable
Podría convertirse en terrible afección.
Todo se ha aproximado al crimen
Dios nos ha de perdonar
A pesar de la paciencia infinita
Los caminos prohibidos se han cruzado.
Llevamos el paraíso como una cadena bendita
Miramos en él, como en un aljibe insondable,
Más profundo que los libros admirables
Que surgen de pronto y lo contienen todo.


Marguerite Yourcenar:

III. No había que titubear; había que acudir;
Había que llamar; no había que callar.
No supe presentir que ibas a morir
Y continué mi aislado camino de pasar.

No supe presentir que vería agotarse
El claro manantial donde la sed termina;
No supe presentir que la muerte germina
Un fruto misterioso en la tierra de amarse.

Aquí están mis ojos, mis manos, mi paso
De ayer por el jardín que ahora yace raso;
Te busco titubeando como un extranjero,

Pero sin alcanzarte; me acuso; y envidio
Aquel que comprendió que todo es pasajero
Y descubrió su amor frente a tu espejo tibio.

Luis Cernuda:

No decía palabras,
acercaba tan sólo un cuerpo interrogante,
porque ignoraba que el deseo es una pregunta
cuya respuesta no existe,
una hoja cuya rama no existe,
un mundo cuyo cielo no existe.

La angustia se abre paso entre los huesos,
remonta por las venas
hasta abrirse en la piel,
surtidores de sueño
hechos carne en interrogación vuelta a las nubes.

Un roce al paso,
una mirada fugaz entre las sombras,
bastan para que el cuerpo se abra en dos,
ávido de recibir en sí mismo
otro cuerpo que sueñe;
mitad y mitad, sueño y sueño, carne y carne,
iguales en figura, iguales en amor, iguales en deseo.
Auque sólo sea una esperanza
porque el deseo es pregunta cuya respuesta nadie sabe.

Silvya Plath - Soy vertical

Mejor querría ser horizontal.
No soy un árbol con raíces hondas
en tierra, sorbiendo minerales y amor materno,
refloreciendo así de marzo en marzo,
reluciente, ni orgullo de parterre
blanco de admirativos gritos, muy repintado,
y a punto, ignaro, de perder sus pétalos.
Comparado conmigo es inmortal
el árbol, y las flores más audaces:
querría la edad del uno, la temeridad de las otras.

Esta noche, en luz infinitésima
de estrellas, árboles y flores
han esparcido su frescura aulente.
Yo entre ellos me paseo, no me ven, cuando duermo
a veces pienso que me les hermano
más que nunca: mi mente descaece.
Resulta más normal, echada. El cielo
y yo trabamos conversación abierta, así seré
más útil cuando por fin me una con la tierra.
Árbol y flor me tocarán, veránme.

Odette Alonso - Los amantes de Pompeya

La luna era distinta hace un segundo
te iluminaba
entraba por la hendija como un sorbo.
Moriremos de amor amiga mía
presiento que un tropel desciende de las cumbres
siento su oleada tibia presionando mi espalda.
Moriremos de amor
todos los vientos llegan como una manotada
y yo cubro tu cuerpo lo incorporo
quiero aliviarme en ti.
Hace un segundo la luna era distinta
y no había ese susto en tu mirada.
Algo nos viene encima
ese sordo rumor es un presagio.
Cierra los ojos pronto amiga mía.
Es el amor que llega.

Odette Alonso - Margarita o la idea de la felicidad

Vender el alma al Diablo
o vender el alma a Dios.
Vender el alma y que ella llegue alguna tarde
a ponerme su almíbar en los labios
a dejarme danzar descalza en esta alfombra.
Su almíbar o su furia sobre mis tristes huesos
que esperan por la muerte o la felicidad.
Vender el alma el cuerpo y que ella diga sí
que me ponga en los labios el pedazo de dolor que tenga vivo
toda su indecisión o su perfume.
Margarita esta tarde con su frío mosaico
Margarita y mis manos tanteándole la furia y los almíbares
Margarita y el miedo de que dijera no.

Odette Alonso - Transparencia
A Teresa. A Darsi

Yo nunca fui la luz
yo sólo era la lámpara que su mano encendía
o el fuego primigenio que ella me descubrió.
Toda anticipación era ilusoria
yo broté de su mano como una planta nueva
me inflamé en esa llama torpe viento.
Yo nunca fui la luz
y nunca volverá a ser lo que era
polvo que se dispersa y me vacía.
Veo llegar la muerte como un sueño
y el sueño es esa franja transparente
donde todo es mentira.

Herman Hesse - En la niebla
(Traduce Andrés Holguín)

¡Qué extraño es vagar en la niebla!
En soledad piedras y sotos.
No ve el árbol los otros árboles.
Cada uno está solo.

Lleno estaba el mundo de amigos
cuando aún mi cielo era hermoso.
Al caer ahora la niebla
los ha borrado a todos.

¡Qué extraño es vagar en la niebla!
Ningún hombre conoce al otro.
Vida y soledad se confunden.
Cada uno está solo.

Louise Glück - Maitines

Perdóname si digo que te amo: a los poderosos
se les engaña siempre, los débiles
son siempre manejados por el miedo. No puedo amar
lo que no puedo concebir, y tú no revelas
virtualmente nada: ¿acaso te asemejas al espino,
siempre la misma cosa en el mismo lugar,
o a la dedalera inconsistente, que brota primero
como espiga rosada en la ladera, junto a las margaritas,
y al año siguiente es púrpura en el rosedal? Ya ves
lo inútil que es este silencio que promueve en nosotros la creencia
en que tú puedes ser todas las cosas, la dedalera y el espino, la vulnerable
rosa, la terca margarita; nada nos queda sino pensar
que no podrías existir. ¿Es eso lo que quieres
que pensemos? , ¿lo que explica el silencio esta mañana,
los grillos cuyas alas no se frotan, los gatos
que en el patio no pelean?

Louise Glück - Maitines 2

Ocurre contigo que eres como los abedules:
no debo hablarte
de modo personal. Muchas
cosas han pasado entre nosotros. ¿O
sólo me ocurrieron a mí? Me
siento culpable, culpable, te pedí
humanidad; no soy más menesterosa
que los otros. Pero la ausencia
de todo sentimiento, de la menor
preocupación por mí... También podría
dirigirme a los abedules
como en mi vida anterior: dejemos
que lo hagan del peor modo, déjales
que me entierren con los románticos,
que sus hojas amarillas y afiladas
caigan sobre mí
y me cubran.

Louise Glück - Maitines 4

¿Qué es mi corazón para ti
si debes romperlo una y otra vez
como el sembrador que pone a prueba
sus nuevas especies? Experimenta
algo más: cómo puedo vivir
en las colonias, como a ti te gusta, si me impones
una cuarentena de dolor, apartándome
de los miembros saludables de
mi propia tribu: eso no se hace
en un jardín, apartar
la rosa enferma; permítele ondear sus sociables
e infectadas hojas
de cara a las demás, que los minúsculos áfidos
brinquen de planta en planta, probando de nuevo
que soy la más inane de tus criaturas, la que sigue
al floreciente áfido y al rosal trepador. Padre,
como agente de mi soledad, alivia
al menos mi culpa, levanta
el estigma del aislamiento; a menos
que sea tu designio fortalecerme
otra vez, como fui
fuerte y plena en mi infancia equivocada,
bajo la leve luz
del corazón de mi madre,
o en el sueño,
el primer ser que nunca moriría.


Louise Glück - Malahierba

Algo
llega al mundo sin ser bienvenido
y llama al desorden, al desorden.

Si tanto me odias
no te molestes en buscar
un nombre para mí: ¿necesitas
acaso un desdoro más
en tu lenguaje, otra
manera de culpar
a la tribu por todo?

Ambos lo sabemos,
si adoras a un dios, necesitas
sólo un enemigo.

Yo no soy el enemigo.
Sólo soy una treta para ignorar
lo que ves que sucede
aquí mismo en esta cama,
un pequeño paradigma
del fracaso. Una de tus preciosas flores
muere aquí casi a diario
y no podrás descansar
hasta enfrentarte a la causa, es decir,
a todo lo que queda,
a todo aquello que es más fuerte
que tu pasión personal.

No estaba escrito
permanecer para siempre en este mundo.
Pero por qué admitirlo, si puedes seguir
haciendo lo de siempre,
lamentándote y culpando,
las dos cosas a la vez.

No necesito que me alabes
para sobrevivir. Llegué aquí primero,
antes que tú, antes
de que sembraras un jardín.
y estaré aquí cuando el sol y la luna
se hayan ido, y el mar, y el campo extenso.

Y yo conformaré el campo.

Louise Glück - Amor bajo la luz de la luna

A veces un hombre o una mujer imponen su desesperación
a otra persona, a eso lo llaman
alternativamente desnudar el corazón, o desnudar el alma.
(Lo que significa que para entonces adquirieron una.)
Afuera, la tarde de verano, todo un mundo
arrojado a la luna: grupos de formas plateadas
que podrían ser árboles o edificios, el angosto jardín
donde el gato se esconde para revolcarse en el polvo,
la rosa, la coreopsis y, en la oscuridad, la cúpula dorada del capitolio
transformada en aleación de luz de luna,
forma sin detalle, el mito, el arquetipo, el alma
llena de ese fuego que en realidad es luz de luna,
tomada de otra fuente, y brilla
unos instantes, como brilla la luna: piedra o no,
la luna sigue estando más que viva.

Louise Glück - Escila

No yo, tonta, no yo sino nosotras, nosotras: olas
azules y celestes como
una crítica al cielo: ¿por qué
atesoras tu voz
si ser algo es lo que sigue
a no ser nada?
¿por qué alzas los ojos?, ¿para oír
algo así como un eco de la voz
de dios? Sois todos iguales:
solitarios, de pie sobre nosotras, planificando
vuestras vidas absurdas; vais
donde se os manda, como todas las cosas,
donde el viento os plante, unos y otros
mirando siempre
hacia abajo, viendo alguna imagen
del agua y escuchando qué: olas,
y sobre las olas, pájaros cantando.

Alfonsina Storni - Me atreveré a besarte...

Tú, de las manos fuertes con dureza de hierro
y los ojos sombríos como un mar en tormenta,
toda suerte o ventura en tus manos se asienta;
la fortuna te sigue, la fortuna es tu perro.

Mírame aquí a tu lado; tirada dulcemente
soy un lirio caído al pie de una montaña.
Mírame aquí a tu lado...esa luz que me baña,
me viene de tus ojos como de un sol naciente.

¡Cómo envidio tus uñas insertas en tus dedos
y tus dedos insertos de tu mano en la palma,
y tu ser todo inserto en el molde de tu alma!
¡Cómo envidio tus uñas insertas en tus dedos!

A tus plantas te llamo, a tus plantas deliro...
Oh, tus ojos me asustan...Cuando miran el cielo
le hacen brotar estrellas. Yo postrada en el suelo
te llamo humildemente con un leve suspiro.

Acoge mi pedido: oye mi voz sumisa,
vuélvete a donde quedo, postrada y sin aliento,
celosa de tus penas, esclava de tu risa,
sombra de tus anhelos y de tu pensamiento.

Acoge este deseo: dame la muerte tuya,
tu postrera mirada, tu abandono postrero,
dame tu cobardía; para tenerte entero,
dame el momento mismo en que todo concluya.

Te miraré a los ojos cuando empiece la sombra
a rondarte despacio...Cuando se oiga en la sala
un ruido misterioso que ni es paso ni es ala,
un ruido misterioso que se arrastra en la alfombra.

Te miraré a los ojos cuando la muerte abroche
tu boca bien amada que no he besado nunca,
me atreveré a besarte cuando se haga la noche
sobre tu vida trunca.

Alfonsina Storni - La caricia perdida

Se me va de los dedos la caricia sin causa,
se me va de los dedos...En el viento, al rodar,
la caricia que vaga sin destino ni objeto,
la caricia perdida, ¿quién la recogerá?

Pude amar esta noche con piedad infinita,
pude amar al primero que acertara a llegar.
Nadie llega. Están solos los floridos senderos.
La caricia perdida rodará...rodará...

Si en los ojos te besan esta noche, viajero,
si estremece las ramas un dulce suspirar,
si te oprime los dedos una mano pequeña
que te toma y te deja, que te logra y se va,

si no ves esa mano ni la boca que besa,
si es el aire quien teje la ilusión de llamar,
oh, viajero, que tienes como el cielo los ojos,
en el viento fundida ¿me reconocerás?

Alfonsina Storni - Limosna

Ahora quiero un alma, ser al que voy buscando,
ahora quiero un alma para poder amar;
échame sobre el alma gota a gota tu alma,
el cielo de tu alma, ya no pretendo más.

Quiero un alma, es un alma lo que busco en la vida,
es un alma, es un alma; ¿por dónde vagará?
Y el alma es como un cielo: quiero un alma estrellada,
con un alma estrellada me quiero iluminar.

Soy una pobre cosa; nadie más pobre cosa
que yo, que busco un alma sin poderla encontrar;
la compro con la vida, al que la traiga pago
con mi vida su alma. ¿Quién me la quiere dar?

Alfonsina Storni - Veinte siglos

Para decirte, amor, que te deseo,
sin los rubores falsos del instinto,
estuve atada como Prometeo,
pero una tarde me salí del cinto.

Son veinte siglos que movió mi mano
para poder decirte sin rubores:
<>.
¡Son veinte siglos los que alzó mi mano!

Pasan las flechas sobre mis cabellos,
pasan las flechas, aguzados dardos...
¡Son veinte siglos de terribles fardos!
Sentí su peso al libertarme de ellos.

Alfonsina Storni - Lo mismo

Estoy entre tus manos porque en ellas mi alma
juega tranquilamente a la vida y a la muerte.
No me importas, ventura, que ganar o perder
me tiene sin cuidado. Es suprema mi calma.

Me enseñaron los hombres cosas negras, horribles,
y me encogí un momento acosada de miedos.
Después perdí pavura...Me he soltado en tus dedos.
Ya conozco la vida y no pido imposibles.

Sólo el cielo es perfecto; esta tierra es mezquina;
andamos y volvemos, volvemos y seguimos;
nos persigue la sombra de quienes perseguimos;
se cae quien va a saltos, tropieza el que camina.

Ya que es así mis manos se cubran de claveles
y deliciosas músicas encanten mis oídos;
mis labios digan versos; se dobleguen vencidos
los cabellos de rosas y los labios de mieles.

No detendré la Muerte ni torceré la Vida.
Mi palabra, mi acento, no tendrán consecuencia:
por muy alta que sea, será errada mi ciencia;
está bien. Me es lo mismo la muerte que la vida.