miércoles, 14 de abril de 2010

Tributo a los esclavos, en Zanzíbar

Una obra muy africana, hecha con barro y recreándose en el aspecto del material, juega con lo rústico y lo modernista, y sobretodo tiene un poder reivindicativo desgarrador, que nos habla de una parte de la historia imperdonable y vital, pues propició las condiciones actuales de tercer mundo al continente de las sabanas, el sol que tuesta la oscura tierra, la brujería y los animales exóticos, así como la prosperidad económica de Europa y América (en especial EEUU).

Como si de un foso se tratase, estas figuras de un realismo mordaz y un una imperfección que recuerda al non-finito de Miguel Ángel son capaces de remover desde el interior de este hoyo, desde lo más bajo y humilde, el sentimiento de culpa, el de reflexión y el de humanidad.

Caras conmocionadas por la propia tragedia, por la confusión, por el terror de la naturaleza, que en este caso se manifestaba en el ser humano de la forma más salvaje y animal conocida, equiparable a otras muchas acciones hipócritas, si atendemos sobretodo a los golpes de pecho por la patria, la religión y los valores tradicionales. Es la reacción del ser oprimido ante la imposición del Darwinismo en la práctica.

Seres frágiles y ensuciados, con la dignidad arrebatada, como el más pusilánime fango.
Cada uno una expresión. Todos con los brazos quietos, pegados al cuerpo, de forma sumisa y resignada, es esta la antítesis de su esclavizador, y por tanto, también una de las razones por las que hoy en día somos lo que somos: tanto cambiaron el curso de la historia unos como otros.

Zanzíbar es una pequeñísima isla de Tanzania, en la parte oriental de África. Como otros tantos países africanos, Tanzania posee una economía contraída, contrahecha y contraproducente. Actualmente es una república (ya posee un sistema político más democrático que España, que debería unirse a la lista de inteligentes países republicanos, la única forma de que exista la justicia, puesto que todos debemos ser ciudadanos con los mismos derechos y deberes y mientras haya un rey, al que no se considera ciudadano, existe la sociedad de clases en cierto modo).

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