domingo, 7 de noviembre de 2010
Convencimientos
Para que el mundo sea mundo debe existir la vida, y para que ésta, a su vez, lo haga, debe guardar en su esencia las fuerzas de la creación y la descriación hasta puntos extremos como la explosión. El flujo vital es una constante tensión entre sí y no, entre el trazo que avanza y el ente que borra, entre puñetazo y beso. Y es por esto que me gusta mi carrera:
Los lingüistas dedican años de trabajo y obsesión a algo que en la duración de una poesía se ve destrozado sin compasión, y es curioso que aún sea más célebre y comunicativa, más correcta y falta de repeticiones que cualquier tratado científico, eso que algunos llamaron Rosa.
Estudiamos Lingüística para luego infringir las leyes aprendidas, mediante la Literatura.
Ésa es mi mística anárquica, mi libertinaje insuflado por el aliento y el latido de la sangre.
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