sábado, 15 de mayo de 2010
La vida no nos parece lógica, tal vez porque el ser humano no está hecho para la vida.
La vida no es cruel porque guste de serlo. La vida no tiene otra alternativa que ser cruel para nosotros, los humanos que creamos vínculos y apoyos a todo, donde ni siquiera los hay, como queriendo organizar la materia en un conjunto perfecto, que se retroalimenta a sí mismo, donde no hay fisuras, sólo un mundo más homogéneo, más conocible y dónde todo tiene nombre, incluido nosotros, que por supuesto, nos volvemos imprescindibles para no perturbar esa artificial perfección lógica, según nuestro razonamiento, pero en realidad la naturaleza no tiene sentimientos, por más que nosotros nos empeñemos en evaluarla cognosciblemente (el conocimiento es algo que sólo nosotros somos capaces de poseer, y por ello nos vanagloriamos, cuando en realidad lo que queremos decir es que aprendemos a golpe de esfuerzo lo que otros animales ya tienen innato, el conocimiento es la base de nuestro instinto, que no tenemos), la naturaleza, no es como nosotros, la naturaleza, no tiene dueño.
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