jueves, 4 de noviembre de 2010

Mi Salmantino: porque yo lo invento, así se llama

Vivir fuera del nido materno siempre obliga a inventar nuevas porquerías que llevarse a la boca cuando te entra hambre a la hora de la cena y no tienes ideas formales sobre gustos culinarios. Así que ahí va eso:


Dos latas de atún.
Aceite de oliva.
Cayena.
Pimienta.
Pimentón picante.
Sal.
Tomate grande o dos tomates medianos.

Se corta el tomate en trozos y se sirven en un plato como cama para el atún. Mientras, el atún debe estar friéndose en un chorrito de aceite de oliva, hasta secarse y tostarse un poco, con un poco de pimienta y bastante cayena recien cortada. En el último momento, se agrega el pimentón picante/ahumado para que no se queme. Bien caliente se sirve sobre el tomate troceado, conformándose así un plato templado.


Otro salmantino, ¿Sabremos algún día si igual de picante?

1 comentario:

Unknown dijo...

Por cierto que me recuerda a José Gómez Asencio (Que quien no lo conozca le pida a una estrella fugaz que se lo presente).