domingo, 16 de mayo de 2010

Añoranza de las pocas, cortas etapas de normalidad a lo largo de toda la historia

El mundo, el sistema, el estado, la educación _en todo caso formación pseudomilitar_, el dogmatismo basado en la necesidad...
Preferiría una anarquía en la que poder desarrollarme intelectualmente, sentirme motivada, dejar de forzar una imagen...a riesgo de ser estrangulada al cruzar la calle por un desalmado con principios propios...
Nuestro mundo es triste, es terrorífico.

Lou Salomé fue una bella rusa que se relacionó con toda clase de intelectuales, todos ellos sintiendo gran emoción ante ella. Murió por uremia en 1937. La Gestapo quemó su biblioteca tras esto. Escribió 15 novelas y otros documentales, como “Henrik Ibsens Frauengestalten” (1982), un estudio de las personalidades de las mujeres de Ibsen.
Se dice que Salomé resaltaba en sus últimos días: “Realmente no he hecho más que trabajar durante toda mi vida, trabajar…¿por qué?”. Y en sus últimas horas, como si estuviera hablando con ella misma, se ha reportado que ella dijo: “Si dejara que mis pensamientos vagaran, no encontraría ninguno. Lo mejor, después de todo, es la muerte”. (Peters, ‘My Sister, My Spouse’, p. 300).
Tuvo suerte al no darse cuenta de esto hasta que pasó toda su vida.
O tuvo la mala suerte de no presentirlo al principio, cuando aún era salvable.

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