viernes, 17 de diciembre de 2010

Una cosa lleva a otra. En auge: Silvina Ocampo.

"A UN POEMA ACERCA DEL AGUA, DE SILVINA OCAMPO"


A Silvina y a la condesa de Trípoli
que emana toda la noche profecías.

O. Paz.



Tu modo de silenciarte en el poema.
Me abrís como a una flor
(sin duda una flor pobre, lamentable)
que ya no esperaba la terrible delicadeza
de la primavera. Me abrís, me abro,
me vuelvo de agua en tu poema de agua
que emana toda la noche profecías.




Alejandra Pizarnik.






martes, 14 de diciembre de 2010

Alejandra Pizarnik: La historia es la misma de siempre...



LA ÚLTIMA INOCENCIA, 1956:

La enamorada:

esta lúgubre manía de vivir
esta recóndita humorada de vivir
te arrastra alejandra no lo niegues.

hoy te miraste en el espejo
y te fue triste estabas sola
la luz rugía el aire cantaba
pero tu amado no volvió

enviarás mensajes sonreirás
tremolarás tus manos así volverá
tu amado tan amado

oyes la demente sirena que lo robó
el barco con barbas de espuma
donde murieron las risas
recuerdas el último abrazo
oh nada de angustias
ríe en el pañuelo llora a carcajadas
pero cierra las puertas de tu rostro
para que no digan luego
que aquella mujer enamorada fuiste tú

te remuerden los días
te culpan las noches
te duele la vida tanto tanto
desesperada, ¿adónde vas?
desesperada ¡nada más!

***

Canto:

el tiempo tiene miedo
el miedo tiene tiempo
el miedo

pasea por mi sangre
arranca mis mejores frutos
devasta mi lastimosa muralla

destrucción de destrucciones
sólo destrucción

y miedo
mucho miedo
miedo.

***

Cenizas:

La noche se astilló en estrellas
mirándome alucinada
el aire arroja odio
embellecido su rostro
con música.

Pronto nos iremos

Arcano sueño
antepasado de mi sonrisa
el mundo está demacrado
y hay candado pero no llaves
y hay pavor pero no lágrimas.

¿Qué haré conmigo?

Porque a Ti te debo lo que soy

Pero no tengo mañana

Porque a Ti te...

La noche sufre.

***

Noche:

Quoi, toujours? Entre moi sans cesse et
le bonheur!
(G. de Nerval)

Tal vez esta noche no es noche,
debe ser un sol horrendo, o
lo otro, o cualquier cosa...
¡Qué sé yo! ¡Faltan palabras,
falta candor, falta poesía
cuando la sangre llora y llora!

¡Pudiera ser tan feliz esta noche!
Si sólo me fuera dado palpar
las sombras, oír pasos,
decir "buenas noches" a cualquiera
que pasease a su perro,
miraría la luna, dijera su
extraña lactescencia, tropezaría
con piedras al zar, como se hace.

Pero hay algo que rompe la piel,
una ciega furia
que corre por mis venas.
¡Quiero salir! Cancerbero del alma:
¡Deja, déjame traspasar tu sonrisa!

¡Pudiera ser tan feliz esta noche!
Aún quedan ensueños rezagados.
¡Y tantos libros! ¡Y tantas luces!
¡Y mis pocos años! ¿Por qué no?
La muerte está lejana. No me mira.
¡Tanta vida Señor!
¿Para qué tanta vida?

***

Solamente:

ya comprendo la verdad

estalla en mis deseos

y en mis desdichas
en mis desencuentros
en mis desequilibrios
en mis delirios

ya comprendo la verdad

ahora
a buscar la vida

***

A la espera de la oscuridad:

Ese instante que no se olvida
Tan vacío devuelto por las sombras
Tan vacío rechazado por los relojes
Ese pobre instante adoptado por mi ternura
Desnudo desnudo de sangre de alas
Sin ojos para recordar angustias de antaño
Sin labios para recoger el zumo de las violencias
Perdidas en el canto de los helados campanarios.

Ampáralo niña ciega de alma
Ponle tus cabellos escarchados por el fuego
Abrázalo pequeña estatua de terror
Señálale el mundo convulsionado a tus pies
A tus pies donde mueren las golondrinas
Tiritantes de pavor frente al futuro
Dile que los suspiros del mar
Humedecen las únicas palabras
Por las que vale vivir.

Pero ese instante sudoroso de nada
Acurrucado en la cueva del destino
Sin manos para decir nunca
Sin manos para regalar mariposas
A los niños muertos

***

Balada de la piedra que llora:

A Josefina Gómez Errázuris

la muerte se muere de risa pero la vida
se muere de llanto pero la muerte pero la vida
pero nada nada nada

***

Siempre:

A Rubén Vela

Cansada del estruendo mágico de las vocales
Cansada de inquirir con los ojos elevados
Cansada de la espera del yo de paso
Cansada de aquel amor que no sucedió
Cansada de mis pies que sólo saben caminar
Cansada de la insidiosa fuga de preguntas
Cansada de dormir y de no poder mirarme
Cansada de abrir la boca y beber el viento
Cansada de sostener las mismas vísceras
Cansada del mar indiferente a mis angustias
¡Cansada de Dios! ¡Cansada de Dios!
Cansada por fin de las muertes de turno
a la espera de la hermana mayor
la otra la gran muerte
dulce morada para tanto cansancio.


LAS AVENTURAS PERDIDAS, 1958:

La jaula:

Afuera hay sol.
No es más que un sol
pero lso hombres lo miran
y después cantan.

Yo no sé del sol.
Yo sé la melodía del ángel
y el sermón caliente
del último viento.
Sé gritar hasta el alba
cuando la muerte se posa desnuda
en mi sombra.

Yo lloro debajo de mi nombre.
Yo agito pañuelos en la noche
y barcos sedientos de realidad
bailan conmigo.
Yo oculto clavos
para escarnecer a mis sueños enfermos.

Afuera hay sol.
Yo me visto de cenizas.

***

Fiesta en el vacío:

Como el viento sin alas encerrado en mis ojos
es la llamada de la muerte.
Sólo un ángel me enlazará al sol.
Dónde el ángel,
dónde su palabra.

Oh perforar con vino la suave necesidad de ser.

***

La danza inmóvil:

Mensajeros en la noche anunciaron lo que no oímos.
Se buscó debajo del aullido de la luz.
Se quiso detener el avance de las manos enguantadas
que estrangulaban a la inocencia.

Y si se escondieron en la casa de mi sangre,
¿cómo no me arrastro hasta el amado
que muere detrás de mi ternura?
¿Por qué no huyo
y me persigo con cuchillos
y me deliro?

De muerte se ha tejido cada instante.
Yo devoro la furia como un ángel idiota
invadido de malezas
que le impiden recordar el color del cielo.

Pero ellos y yo sabemos
que el cielo tiene el color de la infancica muerta.

***

Tiempo:

A Olga Orozco

Yo no sé de la infancia
más que un miedo luminoso
y una mano que me arrastra
a mi otra orilla.

Mi infancia y su perfume
a pájaro acariciado.

***

Hija del viento:

Han venido.
Invaden la sangre.
Huelen a plumas,
a carencia,
a llanto.
Pero tú alimentas al miedo
y a la soledad
como a dos animales pequeños
perdidos en el desierto.

Han venido
a incendiar la edad del sueño.
Un adiós es tu vida.
Pero tú te abrazas
como la serpiente loca de movimiento
que sólo se halla a sí misma
porque no hay nadie.

Tú lloras debajo de tu llanto,
tú abres el cofre de tus deseos
y eres más rica que la noche.

Pero hace tanta soledad
que las palabras se suicidan

***
Exilio:

A Raúl Gustavo Aguirre

Esta manía de saberme ángel,
sin edad,
sin muerte en que vivirme,
sin piedad por mi nombre
ni por mis huesos que lloran vagando.

¿Y quién no tiene un amor?
¿Y quién no goza entre amapolas?
¿Y quién no posee un fuego, una muerte,
un miedo, algo horrible,
aunque fuere con plumas,
aunque fuere con sonrisas?

Siniestro delirio amar a una sombra.
La sombra no muere.
Y mi amor
sólo abraza a lo que fluye
como lava del infierno:
una logia callada,
fantasmas en dulce erección,
sacerdotes de espuma,
y sobre todo ángeles,
ángeles bellos como cuchillos
que se elevan en la noche
y devastan la esperanza.

***

Artes invisibles:

Tú que cantas todas mis muertes.
Tú que cantas lo que no confías
al sueño del tiempo,
descríbeme la casa del vacío,
háblame de esas palabras vestidas de féretros
que habitan mi inocencia.

Con todas mis muertes
yo me entrego a mi muerte,
con puñados de infancia,
con deseos ebrios
que no anduvieron bajo el sol,
y no hay una palabra madrugadora
que le dé la razón a la muerte,
y no hay un dios donde morir sin muecas.

***

La luz caída de la noche:

vierte esfinge
tu llanto en mi delirio
crece con flores en mi espera
porque la salvación celebra
el manar de la nada

vierte esfinge
la paz de tus cabellos de piedra
en mi sangre rabiosa

yo no entiendo la música
del último abismo
yo no sé del sermón
del brazo de hiedra
pero quiero ser del pájaro enamorado
que arrastra a las muchachas
ebrias de misterio
quiero al pájaro sabio en amor
el único libre

***

Peregrinaje:
A Elizabeth Azcona Cranwell

Llamé, llamé comom la náufraga dichosa
a las olas verdugas
que conocen el verdadero nombre
de la muerte.

He llamado al viento,
le confié mi deseo de ser.

Pero un pájaro muerto
vuela hacia la desesperanza
en medio de la música
cuando brujas y flores
cortan la mano de la bruma.
Un pájaro muerto llamado azul.

No es la soledad con alas,
es el silencio de la prisionera,
es la mudez de pájaros y viento,
es el mundo enojado con mi risa
o los guardianes del infierno
rompiendo mis cartas.

He llamado, he llamado.
He llamado hacia nunca.


Árbol de Diana:

6. ella se desnuda en el paraíso
de su memoria
ella desconoce el feroz destino
de sus visiones
ella tiene miedo de no saber nombrar
lo que no existe

7. Salta con la camisa en llamas
de estrella a estrella.
de sombra en sombra.
Muere de muerte lejana
la que ama al viento.

8. Memoria iluminada, galería donde vaga la sombra de lo que espero.
No es verdad que vendrá. No es verdad que no vendrá.

11. ahora
en esta hora inocente
yo y la que fui nos sentamos
en el umbral de mi mirada

13. explicar con palabras de este mundo
que partió de mí un barco llevándome

14. El poema que no digo,
el que no merezco.
Miedo de ser dos
camino del espejo:
alguien en mí dormido
me come y me bebe.

23. una mirada desde la alcantarilla
puede ser una visión del mundo

la rebelión consiste en mirar una rosa
hasta pulverizarse los ojos

24. (un dibujo de Wolt)
estos hilos aprisionan a las sombras
y las obligan a rendir cuentas del silencio
estos hilos unen la mirada al sollozo

27. un golpe del alba en las flores
me abandona ebria de nada y de luz lila
ebria de inmovilidad y de certeza

31. Es un cerrar los ojos y jurar no abrirlos. En tanto afuera se alimenten de relojes y de flores nacidas de la astucia. Pero con los ojos cerrados y un sufrimiento en verdad demasiado grande pulsamos los espejos hasta que las palabras olvidadas suenan mágicamente.

lunes, 13 de diciembre de 2010

*Sintiendo la histeria, pero no lamentando el histerismo (que sí, que sí, que tengo que hablar con propiedad y ser congruente...¡Lo que tú digas!)

Sí, terminaré creyendo a aquél que se atreve a decirme en qué forma soy (porque, ciertamente, estos místicos del conocimiento general, por los que no me permitía el uso de la consideración, afirman mi ser frente a mi estado, en un intento de ser optimistas.

A los médicos y psicólogos, esos magos de las disciplinas exactas y su acción sobre materias inciertas. A los periodistas y escritores farandulísticos, y a sus abuelas, esos pechos que han curtido a la castiza España. A los profesores de escuelas privadas, de primaria y secundaria, excluyendo, en un alegato de benevolencia no carente de esperanza, al bachillerato. A los jueces, abogados y demás pájaros del poder jurídico. Al gobierno en sus manifestaciones administrativas, pues las legislativas son todo un maquillaje carnavalesco para zarandear el trasero en signo de provocación ante la hipotérmica (en cada una de las lecturas de este adjetivo) Europa. A los amigos paternalistas. Al sistema democrático. A Pío Baroja, Schopenhauer, Nietzsche y demás misóginos. A los andaluces birreros/barrieros de piel retostada y gesto ceñudo de tanto trabajar el campo, que cuando van a la ciudad a no-relacionarse y a criticar todo lo que luego les vendría tan bien tener en sus vidas, también nos coronan con su acepción de sodomía. A los fríos y categorizadores meseteños, marionetas de las grasas saturadas de las chacinas de serranía, y tal vez por eso menos ágiles en la asimilación de la tolerancia, a pesar de su presumible septentrionalismo y occidentalidad. Señores, permítanme la acotación: todo tiene un norte y un oeste, también las regiones tercermundistas subsaharianas, sudamericanas, infraorientales y pordebajoceánicas. Y, finalmente, terminaré oyendo voces vaticanas y pías, que son los que más saben de esto.

Porque, no es que una no lo intente. Una desnaturalización llena de ansias, dispuesta a todo: al individualismo, a la resignación, a la adecuación al personaje, a la ruptura de sus moldes. Si analizamos la forma en que me he conducido en los últimos dos años obtendremos una extraña trazada compuesta por huellas a dos metros la una de la otra, en un sentido perpendicular, fruto de mil danzas al despecho de no sé quién, coreografía consistente en saltos de un pie derecho a uno izquierdo, y hasta, durante una trama en la que creí escuchar redobles y tamborileos, de una simultanedidad desencadenada de forma factible gracias a lo flexibles que tengo las ingles, y a que me imaginaba llevar un pony (para mantener un equilibrio forzado y placébico) susceptible de sostenerme. La imagen humorística es esa, no habrá otra en lo que queda de post, la de una persona que anda con las piernas abiertas hasta la parodia, con un zapato en cada acera. Y si eso no te hace reír, escandalizar o relamerte con mi sufrimiento, entonces, sólo puede despertarte la compasión, probablemente porque también hayas perdido el tiempo en dichosas maniobras tales.

A dónde nos lleva esto es muy sencillo, o debería serlo.

La entrada, a ningún sitio concreto, eso lo sé porque me he criado en la vieja península de piel de toro, y si no hicieron nada autorías mayores en temas de relevancias vitales y genéricas para el pueblo español, preguntarme si una destructiva verborrea es capaz de impulsar algún movimiento es pura retórica.

Pero, con respecto a mí, sé que la escritura es el Jesucristo de muchos puentes y estancos de agua, de muchas cuchillas, hornos despilfarrando calor eléctrico, bombonas de gas, coches en plena tracción por el asfalto, y plazas que quieran o no darle la acogida a un pobre cuerpo triturado por caídas a título de rascacielos simpáticos con ganas de darme el empujoncito que me faltaba. Sí, como los padres americanos con sus hijos montando por primera vez en bicicleta, ¿y qué? Yo no he tenido la culpa de no tener figura paterna, y si quiero puedo permitirme esta analogía sarcástica.

Y en la plena ebullición de una revancha que directamente me preocupo de vomitar como trasto informativo encima de mis opresores comunistas (y ahora quiero que todos los rojos desoigan esta carga semántica connotativa: comunistas porque se refugian en la comunidad, en lo común, en la primera comunión y en los medios "comunicativos" que nos han enseñado a ser putones verbeneros a lo **Mujeres, hombres y viceversa), no están los sentimientos de culpa por dejarme callarme.

Que, realmente, no me queda más que creer todo lo que me han contado, los motivos por los que dije estar enamorada de Santi, mi compañero de clase, justo en la etapa intermedia entre Calamito y El mundo de Sofía/El guardián entre el centeno.


Calamito feliz, antes de saber que las cosas nunca acaban con perdices, no sólo por su precio y mala calidad de criadero masificado.


Ahora, la razón no se la va a llevar nadie gratuitamente. En España y el resto del mundo, que yo sepa, las cosas se pagan, aunque de un tiempo para acá básicamente éstas se prostituyen a cambio de otras.

La cosa es: Aunque muy criticada, nuestra grandiosa gama de pitonisas y reinonas, así como vírgenes (si lo son o no a nadie le importa), santurronas y demás parias de los racionalistas, empiristas, positivistas y todos los istas que conforman la curiosa red de científicos aficionados a repetirse cada noche (o hacérselo repetir a su mujer, las circunstancias en que esto se haga se sirven a la imaginación de cada uno) lo poco reemplazables que son, y lo bien que han sabido montarse la pantomima para descuartizar el mundo a su esquizofrénico modo de ver (por eso se dice que los puzzles son buenos en la infancia, porque acostumbran al pobre infante a la vampírica perspectiva del científico, y si sale mal la cosa, lo peor que puede ocurrir es que el crío acabe en algún programa como **Gran Hermano para tener los mismos derechos de opinión que de haber sacado con honores su bachillerato de ciencias), si son (volviendo a las brujas de pelo en pecho, perdón por el largo inciso) alquimistas de la patria es porque nos han demostrado cuán eficaz es el efecto Forer. Nos ahorramos testeos, lo tenemos todo resumido en cualquier página de horóscopos de una revista de cotilleo femenina.

Si no se va a decir nada contundente que me evite la inminente declaración, entonces, procedo a acusar y así esto termina de parecerse a una partida de Cluedo de las que describen los mejores tiempos, esos en los que la consola era para viciados y viciosos, en los noventa.

Que no niego la pertinencia de ciertas particularidades de nuestro colectivo. Que no. Pero porque, si no se han dado cuenta antes, es la masa dominante la que impone la forma, y, si no, que le pregunten a Hitler por qué acabó recitando, no precisamente poesía. Bueno, aceptamos "mitín fascista" como poesía (ultranacionalista) aria.

Que las bolleras comemos tortilla, y de segundo, marisco. Que los gays no comen para mantener la línea y poder enfundarse en tangas de leopardo y sujetadores que brillan en la oscuridad. Y que cuando salimos del armario no queremos más que hablar de lo mismo, que hacer siempre lo mismo (que por supuesto es follar con el primero que nos deje), escuchar siempre lo mismo (Madonna, Locomía, O-zone, Country-Cutre, Lady Gaga, Gloria Gay[nor], Elthon John y Freddy Mercury), vestir como camioneros, o como la princesa Letizia en el caso de los chicos, y, claro, no salir del club de moda de la ciudad, con cuarto oscuro y todo.

Y me parece muy bien que cada uno haga de su capa un sayo, o de su culo un dado (léase como mejor se quiera, pero tiene traducción fija), pero ni todos vamos de/a lo mismo, ni se nos ha pasado jamás por la cabeza tener que hacerlo.

Claro, cuál es el problema y detonante de esta tía a las doce casi de la noche como para que se ponga a escribir tales burradas en su abandonado blog de semicachondeo, para que lo lea sabe dios qué o quién. Hasta que te empiezan a hacer sentir un texto en sánscrito, y un coito tántrico con patas y la autonomía que quisera Cataluña, todo va bien.

Entonces se le añaden ajos al panorama de asolación total (es obvio que somos una minoría, y una minoría de la minoría los que se atreven a salir del armario), y te quedan pocas opciones más que irte al bar de moda con cuarto oscuro y todo, subirte a un chat para Solteros del Arcoiris que Sí quieren una Relación Seria para tomarle la palabra a ZP, o bien, y como ya me habían predicho a mí, volverse un pervertido dispuesto a aprovecharse de cualquier alma inocente que vague por el mundo sin saber todavía, porque hay gente que no lo sabe, qué es el tribadismo.



Que nos contentemos con leyes, pancartas, promesas, películas, exposiciones eventuales en tu biblioteca más cercana, crónicas de concienciación en telediarios sobre la violencia contra homosexuales...

Pues que se aguanten con su atributo masculino rebosando soledad los puteros, los eclesiásticos, los feos y los farsantes (los que gastan insecticolonia y coches tan espaciosos como sus pobres y vacíos calzoncillos). Pero, sobretodo, que no se inmuten cuando sus familiares, amigos y conocidos les recuerden que son ejemplares torcidos, cuya torcedura debe escayolarse, o, si te gusta más el rollo de la caracterización e interpretación profesional, así como los Muppets de Jim Hemson, maniatarse bajo una fundita de gomaespuma que hará que apenas se note "lo tuyo". ¿El qué? "Que no eres como los demás".

Sí, claro, si quieres me monto un gremio, y entonces ya nos tacharán de proxenetas.


*Preciso que Histeria tiene una connotación de enfermedad, según ciertos escritos de Freud promocionable como tendencia al orgasmo en la mujer (es tradición entre los hombres que cuando no se sienten el ombligo del mundo se ponen a inventar palabras y religiones).
**Me he permitido el asterisco delante del título de esos fangosos programas porque no creo que se puedan introducir en un texto con las mismas condiciones y derechos de gramaticalidad que el resto de lexías; no, no puede ser.

lunes, 6 de diciembre de 2010

OST [-ias sagradas] del día.



Munich - Corinne Bailey Rae




Venus as a boy - Björk



Loving you - Minnie Riperton




Cigarettes - Russian Red



Baby, can I hold you? (Sorry) - Tracy Chapman



Why try to change me now? - Fiona Apple




Perfect - Doria Roberts

Tardes de anarquía, por fín, en la praxis.

Bailar una fusión de Ballet clásico con Rock y pasos tribales africanos. Dar vueltas y agitar la cabeza hasta que te sientas liberada y poseída por una narcosis abséntica desfacultadora. Saltar hasta desmembrarle el techo de escayola al vecino de abajo, y las figuritas de porcelana decorativas que reposaban sobre el mueble que está justo pegando con la pared que separa al de al lado.

Acabar tirada y revolcándote en el suelo, sintiéndote en comunión con él, como si realmente fuese ese el ecosistema al que perteneces: el de la horizontalidad de lo más rastrero.

Cantar, si te queda aliento, a voz en grito, como Carmen para Bizet, como Mercury en Bohemian Rhapsody, como Aretha Franklin dirigiendo una saturnal del gospel.

Ponerte a escuchar canciones nuevas cuyo origen desconoces, y que de seguro son una horterada privativa, no audible con dignidad si hay alguien en tu casa, como flamenco, copla, rock indie de andar por casa, canciones de los 40 principales de la década de los 90, del Dúo Dinámico, etc, etc.

Hacer fotos de lo más Kitsch, basándote en objetos que no deberían conjugarse entre ellos, o que no merecen, ni merecerán jamás, la atención de una persona en sus cabales.






Comer a deshoras, en cualquier sitio, en el suelo tras o previamente al revolcón, en la cama, en la ducha (si es fruta o algo poco incómodo), con cubiertos o sin ellos, lo que te apetezca, pasta con complementos grasosos, o café con una ensalada, o lo primero que extraigas del mueble, haciendo una mezcla de inmundicias incomestibles, pero luego comértelas orgullosa de tu indiferencia para con tu mal hacer en la cocina (Y por cierto sentarte en la encimera de la cocina mientras preparas ese algo).





Leer La Voluntad de Azorín como si fuese tu guión en tu peregrina agrupación de teatro, creérte el cambio de sexo, tu pluralización dada los cambios de personaje, las ideas fascistas, las anárquicas, las perversas, las fracasadas...hacer que parezca normal usar un vocabulario tan solemne y atildado, lleno de florituras y sonoridades envidiables.

Correr arriba y abajo por el largo pasillo de tu interminable casa salmantina, y al llegar al salón, pegar un brinco en el sofá para cobrar el impulso para ejecutar el giro que te hará volver a dar el mismo paseo.

Y todo, sin ropa. ¿Por qué será que se tiene menos frío desnuda que con ropa semiabrigada?

Dejar los platos sucios en el fregadero sabiendo que no tienes que lavarlos hasta que se te antoje mojarte las manos con agua caliente durante un buen rato, mientras vas diciendo rimas que te inventas sobre la marcha, sobre cualquier estúpido tema, como:

Quiero escribir una elegía a las ollas,
por retarme cada día, a la misma hora.
Las lacras negruzcas de su vejez/piel quemada,
calmando profusas y turgentes llamaradas.
Ahumando fieramente mis buenas intenciones,
silbando su agonía, a saber, tal vez canciones.
Hacemos tocamientos en secreto en la cocina,
los lunes y martes nos reunimos por rutina.
Poco a poco me van enseñando cuál es su placer,
pobrecillas, desconocen que es por mí su haber.

pero, con tanto ahínco que terminas por ponerle música, la vuelves canción, la cambias de idioma y entonces terminas hablando de algo completamente diferente.

Hablar con tus amigos de todo lo más inapropiado y obsceno del mundo, maltirada en el sofá, haciéndote dueña de TODOS los sonidos de la casa, porque vomitas risotadas y utilizas términos filosóficos que no vienen al caso, apoyándose en otros de valor puramente preciosista, ya se sabe, terminar diciendo cosas como:

¡No egiptices mis noúmenos o será la última vez que me permita hablarte de mis refulgentes idiosincrasias!

Decir palabras amalgamadas sin sentido concreto, sólo con uno connotativo dado por la extraña entonación que te dedicas a tí misma (sí, creando una especie de lengua tonal nueva), o bien dedicarte a maldecir el mundo y y cualquier tontería que te pase con palabrotas tan llenas de contenido como:


¡¡¡Me cago en la mierda puta que parió la virgen madre y en su puñetero/jodido coño!!! (Sí, es verdad que no significa apenas algo y no denota mucha inteligencia, por eso me gusta).

15 minutos de descanso.

Siempre danzaba a tu lado, ignorándote. Tú siempre estabas ahí, no te movías porque esperabas, acaso, que un día reconociese aquella firme guardia, o tal vez porque pensabas que si no te ibas lejos, al abandono de esta causa por otra más benigna, finalmente me daría por vencido, ante tí, ante todas las posibilidades, porque se me hace obvio ahora el que conocías ya estas andanzas, por andadas o no, aunque yo presiento que por sufridas, como yo lo hago, y tal como yo escruto _la misma forma en que tú_, concluyo que, con verdadero cuidado, he reconstruído una verdad solemne (la de todo un género), irrenunciable y poco asequible, que siempre te he replicado, en un intento por desquiciarte, por cederte cualquier otra cosa que no fuese el cuerpo, para poder recibir lo mismo de tí, espacios de valor, contención, moral, ademanes hirientes (concausas de ánimos de levante y de poniente, ponderados por un poco excesivo de egolatrías de autodidactas, y no resueltas, si se me permite la acotación), recreos tenaces, flirteos con nuevos e intercambiados pretendientes, lujos de libertinaje, paciencia, reclamos, de unos de otros, también entre nosotros, milimetrados cambios, amorfas estabilidades, adheridos en la oscuridad, o amarrados a la distancia...lo hicimos todo por probarnos, y, de repente, en un momento de flaqueza, de maltrato, resulta fácil sentarse y familiarizarse con la idea, aquella abadonada, mirarle a los ojos y apreciarla en su sí y en su no, porque, dadas todas las vueltas, el testeo ha quedado atrás, es como si se pudiese confiar plenamente, en un nexo virgen de matices, pero, dejando atrás la duda de que venido y coadyuvado por un estado casi histórico de cosas, de densidades proscritas, pero que siempre ahí han flotado por superficies poco claras (a las que llamo mi razón, mis desaprobaciones, fruto del abastecimiento de cierto bagaje cristiano), mezclado por tortuosos anhelos, a los que ya he dado por finiquitados, más que esto, lateralizados...Quiero este mes para echarte suficientemente de menos, agradecida, abrazante, besante, amiga, y, quién sabe, si presta. No diré a qué.
Que acabe todo, me conformo con un paquete de cerillas. Y que los días dejen de rodar, por favor, necesito más muerte, menos vida. Porque no la puedo comprender a falta de un cigarrillo que unos buenos chicos me den. Creo que he visto como se asomaban las sonatas de lo imposible, la ritmología de la perfección y he decidido centrarme en mi cama, quedarme inmóvil, sentir el desastre hasta el pulmón...mezclando conceptos simples, sueños apagados, palabras repetitivas, sufrimientos tan hondos que me incrusten en el colchón. Yo no soy de la familia, ni jamás lo seré. Voy a acabar con todo, a sabiendas de no poder alcanzarlo...pues sí, me rendiré.

Yo quería dejar de pensar, y al fin lo hago. Y es acaso mas atroz no tener ningún bastón con el que pueda deshacerme de estos suspiros vagos. Me prometieron tantas glorias, tantas perlas contrastadas, que ahora, es mi memoria mi única aliada. De tanto en tanto, de fijo, aquí me hundo. No llamadme, nadie. "Lisiado" no es sincero, pero si lo más rotundo.

Al menos me ha embargado la pastosa ansiedad, y hoy al despertarme me dispuse a pelear.

¿Contra qué?

Sólo hice por girar la llave, dos vueltas, más vueltas, para no poder salir, para que nadie entre.

Es lo mismo. Puedo columpiarme entre la tierra mojada y el cielo cerrado. Puedo pensar que es justo ese meridiano donde habita constantemente lo que no es. No puede ser constante. Iré recibiendo muertes, una tras otra...les diré que estoy tan taciturna que no me vale la palabra. Que aquél es mi hogar, conquistado a osadías, mientras que ellos son huéspedes obligados a enfriarse en esa enorme arca pútrida.

sábado, 4 de diciembre de 2010

Julia Prilutzky Farny: Enamoramiento literario de última hora.


Estas mujeres que tan loca me vuelven...


Este miedo de ti, de mí... de todo...

Este miedo de ti, de mí... de todo,
miedo de lo sabido y lo entrevisto,
temor a lo esperado y lo imprevisto,
congoja ante la nube y ante el lodo.

Déjame estar. Así. ¿No te incomodo?...
Abajo ya es la noche, y hoy has visto
cómo acerca el temor: aún me resisto
pero me lleva a ti de extraño modo.

Déjate estar. No luches: está escrito.
Desde lejos nos llega, como un grito
o como un lerdo vértigo rugiente.

Me darás lo más dulce y más amargo:
una breve alegría, un llanto largo...
sé que voy al dolor. Inútilmente.

***

No quiero esto de andar enamorado...

No quiero esto de andar enamorado,
estar triste y alegre sin motivo,
saberse generoso y vengativo,
dormirse sin dormir. Y estar cansado.

Y sin embargo, es el acostumbrado
milagro de estar trémulo y altivo,
tanto más libre cuando más cautivo,
tanto más rico cuanto más se ha dado.

Esto de respirar bebiendo el aire,
sentirse rey, temblar frente al desaire,
con el gesto indeciso y la mirada

más cerca o más allá del horizonte,
sufrir el sol, tratar que no tramonte,
mirar sin ver. Y ver, sin mirar nada.

***

Porque la tarde es gris y todos hablan...

Porque la tarde es gris y todos hablan
yo escucho dilatarse un gran silencio.
Las gentes van juntando más palabras:
yo no sé de sus voces ni sus ecos.

Los árboles se alejan lentamente
entre la tibia niebla del paseo
mientras las frases caen como gotas
y apenas van cambiando los acentos.

Porque la tarde se va haciendo noche
los murmullos son más, los ruidos menos
y los pájaros se hunden en la sombra:

aún los oigo cantar; ya no los veo.
Tanto sonido inútil, derramado,
si dos palabras bastan hoy: te quiero.

***

Yo no sé todavía cómo existe...

Yo no sé todavía cómo existe,
cómo ha venido a mí y está creciendo
la indócil llamarada que no enciendo
y esta emoción que tiembla y que persiste.

No sé si estar alegre o estar triste,
ya no entiendo la voz sino el acento,
ya no busco ni espero ni presiento:
apenas sé que estoy. Que está. Qué existe.

Pero cómo saber si es sólo un juego:
neblina, soledad, engaño, fuego.
¿Es un juego? Pues bien, hay que jugarlo

con una dulce complacencia esquiva
o una total entrega fugitiva.
¿Y si fuera el amor? Hay que aceptarlo.

Voces

Del amor claro.
De la duda y las esperanzas.
De la Rabia y las Ausencias.

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Anna Ajmatova - Fragmento:

Me pareció que las llamas de tus ojos
Volarían conmigo hasta el alba.
No pude entender el color,
De tus ojos extraños.
Todo alrededor palpitaba
Nunca supe si eras mi enemigo, o mi amigo,
Y si ahora era invierno o verano.
21 de junio de 1959 Moscú.

Anna Ajmatova - Estamos tan intoxicados uno del otro...
(Traduce Jorge Bustamante García)


Estamos tan intoxicados uno del otro
Que de improviso podríamos naufragar,
Este paraíso incomparable
Podría convertirse en terrible afección.
Todo se ha aproximado al crimen
Dios nos ha de perdonar
A pesar de la paciencia infinita
Los caminos prohibidos se han cruzado.
Llevamos el paraíso como una cadena bendita
Miramos en él, como en un aljibe insondable,
Más profundo que los libros admirables
Que surgen de pronto y lo contienen todo.


Marguerite Yourcenar:

III. No había que titubear; había que acudir;
Había que llamar; no había que callar.
No supe presentir que ibas a morir
Y continué mi aislado camino de pasar.

No supe presentir que vería agotarse
El claro manantial donde la sed termina;
No supe presentir que la muerte germina
Un fruto misterioso en la tierra de amarse.

Aquí están mis ojos, mis manos, mi paso
De ayer por el jardín que ahora yace raso;
Te busco titubeando como un extranjero,

Pero sin alcanzarte; me acuso; y envidio
Aquel que comprendió que todo es pasajero
Y descubrió su amor frente a tu espejo tibio.

Luis Cernuda:

No decía palabras,
acercaba tan sólo un cuerpo interrogante,
porque ignoraba que el deseo es una pregunta
cuya respuesta no existe,
una hoja cuya rama no existe,
un mundo cuyo cielo no existe.

La angustia se abre paso entre los huesos,
remonta por las venas
hasta abrirse en la piel,
surtidores de sueño
hechos carne en interrogación vuelta a las nubes.

Un roce al paso,
una mirada fugaz entre las sombras,
bastan para que el cuerpo se abra en dos,
ávido de recibir en sí mismo
otro cuerpo que sueñe;
mitad y mitad, sueño y sueño, carne y carne,
iguales en figura, iguales en amor, iguales en deseo.
Auque sólo sea una esperanza
porque el deseo es pregunta cuya respuesta nadie sabe.

Silvya Plath - Soy vertical

Mejor querría ser horizontal.
No soy un árbol con raíces hondas
en tierra, sorbiendo minerales y amor materno,
refloreciendo así de marzo en marzo,
reluciente, ni orgullo de parterre
blanco de admirativos gritos, muy repintado,
y a punto, ignaro, de perder sus pétalos.
Comparado conmigo es inmortal
el árbol, y las flores más audaces:
querría la edad del uno, la temeridad de las otras.

Esta noche, en luz infinitésima
de estrellas, árboles y flores
han esparcido su frescura aulente.
Yo entre ellos me paseo, no me ven, cuando duermo
a veces pienso que me les hermano
más que nunca: mi mente descaece.
Resulta más normal, echada. El cielo
y yo trabamos conversación abierta, así seré
más útil cuando por fin me una con la tierra.
Árbol y flor me tocarán, veránme.

Odette Alonso - Los amantes de Pompeya

La luna era distinta hace un segundo
te iluminaba
entraba por la hendija como un sorbo.
Moriremos de amor amiga mía
presiento que un tropel desciende de las cumbres
siento su oleada tibia presionando mi espalda.
Moriremos de amor
todos los vientos llegan como una manotada
y yo cubro tu cuerpo lo incorporo
quiero aliviarme en ti.
Hace un segundo la luna era distinta
y no había ese susto en tu mirada.
Algo nos viene encima
ese sordo rumor es un presagio.
Cierra los ojos pronto amiga mía.
Es el amor que llega.

Odette Alonso - Margarita o la idea de la felicidad

Vender el alma al Diablo
o vender el alma a Dios.
Vender el alma y que ella llegue alguna tarde
a ponerme su almíbar en los labios
a dejarme danzar descalza en esta alfombra.
Su almíbar o su furia sobre mis tristes huesos
que esperan por la muerte o la felicidad.
Vender el alma el cuerpo y que ella diga sí
que me ponga en los labios el pedazo de dolor que tenga vivo
toda su indecisión o su perfume.
Margarita esta tarde con su frío mosaico
Margarita y mis manos tanteándole la furia y los almíbares
Margarita y el miedo de que dijera no.

Odette Alonso - Transparencia
A Teresa. A Darsi

Yo nunca fui la luz
yo sólo era la lámpara que su mano encendía
o el fuego primigenio que ella me descubrió.
Toda anticipación era ilusoria
yo broté de su mano como una planta nueva
me inflamé en esa llama torpe viento.
Yo nunca fui la luz
y nunca volverá a ser lo que era
polvo que se dispersa y me vacía.
Veo llegar la muerte como un sueño
y el sueño es esa franja transparente
donde todo es mentira.

Herman Hesse - En la niebla
(Traduce Andrés Holguín)

¡Qué extraño es vagar en la niebla!
En soledad piedras y sotos.
No ve el árbol los otros árboles.
Cada uno está solo.

Lleno estaba el mundo de amigos
cuando aún mi cielo era hermoso.
Al caer ahora la niebla
los ha borrado a todos.

¡Qué extraño es vagar en la niebla!
Ningún hombre conoce al otro.
Vida y soledad se confunden.
Cada uno está solo.

Louise Glück - Maitines

Perdóname si digo que te amo: a los poderosos
se les engaña siempre, los débiles
son siempre manejados por el miedo. No puedo amar
lo que no puedo concebir, y tú no revelas
virtualmente nada: ¿acaso te asemejas al espino,
siempre la misma cosa en el mismo lugar,
o a la dedalera inconsistente, que brota primero
como espiga rosada en la ladera, junto a las margaritas,
y al año siguiente es púrpura en el rosedal? Ya ves
lo inútil que es este silencio que promueve en nosotros la creencia
en que tú puedes ser todas las cosas, la dedalera y el espino, la vulnerable
rosa, la terca margarita; nada nos queda sino pensar
que no podrías existir. ¿Es eso lo que quieres
que pensemos? , ¿lo que explica el silencio esta mañana,
los grillos cuyas alas no se frotan, los gatos
que en el patio no pelean?

Louise Glück - Maitines 2

Ocurre contigo que eres como los abedules:
no debo hablarte
de modo personal. Muchas
cosas han pasado entre nosotros. ¿O
sólo me ocurrieron a mí? Me
siento culpable, culpable, te pedí
humanidad; no soy más menesterosa
que los otros. Pero la ausencia
de todo sentimiento, de la menor
preocupación por mí... También podría
dirigirme a los abedules
como en mi vida anterior: dejemos
que lo hagan del peor modo, déjales
que me entierren con los románticos,
que sus hojas amarillas y afiladas
caigan sobre mí
y me cubran.

Louise Glück - Maitines 4

¿Qué es mi corazón para ti
si debes romperlo una y otra vez
como el sembrador que pone a prueba
sus nuevas especies? Experimenta
algo más: cómo puedo vivir
en las colonias, como a ti te gusta, si me impones
una cuarentena de dolor, apartándome
de los miembros saludables de
mi propia tribu: eso no se hace
en un jardín, apartar
la rosa enferma; permítele ondear sus sociables
e infectadas hojas
de cara a las demás, que los minúsculos áfidos
brinquen de planta en planta, probando de nuevo
que soy la más inane de tus criaturas, la que sigue
al floreciente áfido y al rosal trepador. Padre,
como agente de mi soledad, alivia
al menos mi culpa, levanta
el estigma del aislamiento; a menos
que sea tu designio fortalecerme
otra vez, como fui
fuerte y plena en mi infancia equivocada,
bajo la leve luz
del corazón de mi madre,
o en el sueño,
el primer ser que nunca moriría.


Louise Glück - Malahierba

Algo
llega al mundo sin ser bienvenido
y llama al desorden, al desorden.

Si tanto me odias
no te molestes en buscar
un nombre para mí: ¿necesitas
acaso un desdoro más
en tu lenguaje, otra
manera de culpar
a la tribu por todo?

Ambos lo sabemos,
si adoras a un dios, necesitas
sólo un enemigo.

Yo no soy el enemigo.
Sólo soy una treta para ignorar
lo que ves que sucede
aquí mismo en esta cama,
un pequeño paradigma
del fracaso. Una de tus preciosas flores
muere aquí casi a diario
y no podrás descansar
hasta enfrentarte a la causa, es decir,
a todo lo que queda,
a todo aquello que es más fuerte
que tu pasión personal.

No estaba escrito
permanecer para siempre en este mundo.
Pero por qué admitirlo, si puedes seguir
haciendo lo de siempre,
lamentándote y culpando,
las dos cosas a la vez.

No necesito que me alabes
para sobrevivir. Llegué aquí primero,
antes que tú, antes
de que sembraras un jardín.
y estaré aquí cuando el sol y la luna
se hayan ido, y el mar, y el campo extenso.

Y yo conformaré el campo.

Louise Glück - Amor bajo la luz de la luna

A veces un hombre o una mujer imponen su desesperación
a otra persona, a eso lo llaman
alternativamente desnudar el corazón, o desnudar el alma.
(Lo que significa que para entonces adquirieron una.)
Afuera, la tarde de verano, todo un mundo
arrojado a la luna: grupos de formas plateadas
que podrían ser árboles o edificios, el angosto jardín
donde el gato se esconde para revolcarse en el polvo,
la rosa, la coreopsis y, en la oscuridad, la cúpula dorada del capitolio
transformada en aleación de luz de luna,
forma sin detalle, el mito, el arquetipo, el alma
llena de ese fuego que en realidad es luz de luna,
tomada de otra fuente, y brilla
unos instantes, como brilla la luna: piedra o no,
la luna sigue estando más que viva.

Louise Glück - Escila

No yo, tonta, no yo sino nosotras, nosotras: olas
azules y celestes como
una crítica al cielo: ¿por qué
atesoras tu voz
si ser algo es lo que sigue
a no ser nada?
¿por qué alzas los ojos?, ¿para oír
algo así como un eco de la voz
de dios? Sois todos iguales:
solitarios, de pie sobre nosotras, planificando
vuestras vidas absurdas; vais
donde se os manda, como todas las cosas,
donde el viento os plante, unos y otros
mirando siempre
hacia abajo, viendo alguna imagen
del agua y escuchando qué: olas,
y sobre las olas, pájaros cantando.

Alfonsina Storni - Me atreveré a besarte...

Tú, de las manos fuertes con dureza de hierro
y los ojos sombríos como un mar en tormenta,
toda suerte o ventura en tus manos se asienta;
la fortuna te sigue, la fortuna es tu perro.

Mírame aquí a tu lado; tirada dulcemente
soy un lirio caído al pie de una montaña.
Mírame aquí a tu lado...esa luz que me baña,
me viene de tus ojos como de un sol naciente.

¡Cómo envidio tus uñas insertas en tus dedos
y tus dedos insertos de tu mano en la palma,
y tu ser todo inserto en el molde de tu alma!
¡Cómo envidio tus uñas insertas en tus dedos!

A tus plantas te llamo, a tus plantas deliro...
Oh, tus ojos me asustan...Cuando miran el cielo
le hacen brotar estrellas. Yo postrada en el suelo
te llamo humildemente con un leve suspiro.

Acoge mi pedido: oye mi voz sumisa,
vuélvete a donde quedo, postrada y sin aliento,
celosa de tus penas, esclava de tu risa,
sombra de tus anhelos y de tu pensamiento.

Acoge este deseo: dame la muerte tuya,
tu postrera mirada, tu abandono postrero,
dame tu cobardía; para tenerte entero,
dame el momento mismo en que todo concluya.

Te miraré a los ojos cuando empiece la sombra
a rondarte despacio...Cuando se oiga en la sala
un ruido misterioso que ni es paso ni es ala,
un ruido misterioso que se arrastra en la alfombra.

Te miraré a los ojos cuando la muerte abroche
tu boca bien amada que no he besado nunca,
me atreveré a besarte cuando se haga la noche
sobre tu vida trunca.

Alfonsina Storni - La caricia perdida

Se me va de los dedos la caricia sin causa,
se me va de los dedos...En el viento, al rodar,
la caricia que vaga sin destino ni objeto,
la caricia perdida, ¿quién la recogerá?

Pude amar esta noche con piedad infinita,
pude amar al primero que acertara a llegar.
Nadie llega. Están solos los floridos senderos.
La caricia perdida rodará...rodará...

Si en los ojos te besan esta noche, viajero,
si estremece las ramas un dulce suspirar,
si te oprime los dedos una mano pequeña
que te toma y te deja, que te logra y se va,

si no ves esa mano ni la boca que besa,
si es el aire quien teje la ilusión de llamar,
oh, viajero, que tienes como el cielo los ojos,
en el viento fundida ¿me reconocerás?

Alfonsina Storni - Limosna

Ahora quiero un alma, ser al que voy buscando,
ahora quiero un alma para poder amar;
échame sobre el alma gota a gota tu alma,
el cielo de tu alma, ya no pretendo más.

Quiero un alma, es un alma lo que busco en la vida,
es un alma, es un alma; ¿por dónde vagará?
Y el alma es como un cielo: quiero un alma estrellada,
con un alma estrellada me quiero iluminar.

Soy una pobre cosa; nadie más pobre cosa
que yo, que busco un alma sin poderla encontrar;
la compro con la vida, al que la traiga pago
con mi vida su alma. ¿Quién me la quiere dar?

Alfonsina Storni - Veinte siglos

Para decirte, amor, que te deseo,
sin los rubores falsos del instinto,
estuve atada como Prometeo,
pero una tarde me salí del cinto.

Son veinte siglos que movió mi mano
para poder decirte sin rubores:
<>.
¡Son veinte siglos los que alzó mi mano!

Pasan las flechas sobre mis cabellos,
pasan las flechas, aguzados dardos...
¡Son veinte siglos de terribles fardos!
Sentí su peso al libertarme de ellos.

Alfonsina Storni - Lo mismo

Estoy entre tus manos porque en ellas mi alma
juega tranquilamente a la vida y a la muerte.
No me importas, ventura, que ganar o perder
me tiene sin cuidado. Es suprema mi calma.

Me enseñaron los hombres cosas negras, horribles,
y me encogí un momento acosada de miedos.
Después perdí pavura...Me he soltado en tus dedos.
Ya conozco la vida y no pido imposibles.

Sólo el cielo es perfecto; esta tierra es mezquina;
andamos y volvemos, volvemos y seguimos;
nos persigue la sombra de quienes perseguimos;
se cae quien va a saltos, tropieza el que camina.

Ya que es así mis manos se cubran de claveles
y deliciosas músicas encanten mis oídos;
mis labios digan versos; se dobleguen vencidos
los cabellos de rosas y los labios de mieles.

No detendré la Muerte ni torceré la Vida.
Mi palabra, mi acento, no tendrán consecuencia:
por muy alta que sea, será errada mi ciencia;
está bien. Me es lo mismo la muerte que la vida.