lunes, 6 de diciembre de 2010

15 minutos de descanso.

Siempre danzaba a tu lado, ignorándote. Tú siempre estabas ahí, no te movías porque esperabas, acaso, que un día reconociese aquella firme guardia, o tal vez porque pensabas que si no te ibas lejos, al abandono de esta causa por otra más benigna, finalmente me daría por vencido, ante tí, ante todas las posibilidades, porque se me hace obvio ahora el que conocías ya estas andanzas, por andadas o no, aunque yo presiento que por sufridas, como yo lo hago, y tal como yo escruto _la misma forma en que tú_, concluyo que, con verdadero cuidado, he reconstruído una verdad solemne (la de todo un género), irrenunciable y poco asequible, que siempre te he replicado, en un intento por desquiciarte, por cederte cualquier otra cosa que no fuese el cuerpo, para poder recibir lo mismo de tí, espacios de valor, contención, moral, ademanes hirientes (concausas de ánimos de levante y de poniente, ponderados por un poco excesivo de egolatrías de autodidactas, y no resueltas, si se me permite la acotación), recreos tenaces, flirteos con nuevos e intercambiados pretendientes, lujos de libertinaje, paciencia, reclamos, de unos de otros, también entre nosotros, milimetrados cambios, amorfas estabilidades, adheridos en la oscuridad, o amarrados a la distancia...lo hicimos todo por probarnos, y, de repente, en un momento de flaqueza, de maltrato, resulta fácil sentarse y familiarizarse con la idea, aquella abadonada, mirarle a los ojos y apreciarla en su sí y en su no, porque, dadas todas las vueltas, el testeo ha quedado atrás, es como si se pudiese confiar plenamente, en un nexo virgen de matices, pero, dejando atrás la duda de que venido y coadyuvado por un estado casi histórico de cosas, de densidades proscritas, pero que siempre ahí han flotado por superficies poco claras (a las que llamo mi razón, mis desaprobaciones, fruto del abastecimiento de cierto bagaje cristiano), mezclado por tortuosos anhelos, a los que ya he dado por finiquitados, más que esto, lateralizados...Quiero este mes para echarte suficientemente de menos, agradecida, abrazante, besante, amiga, y, quién sabe, si presta. No diré a qué.

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